Los amuletos con forma de serpiente se han utilizado desde hace más de tres mil años. La serpiente se convirtió en un poderoso talismán protector de la vida en la que creyeron las culturas más poderosas de la Antigüedad: Egipto, la India, Grecia, Roma…
El mayor atractivo de este amuleto es su carácter ambivalente, se ha relacionado con la vida, el agua y el principio femenino, pero también con la muerte y las fuerzas negativas.
Las peculiares características de la serpiente, confieren a este talismán la síntesis de lo positivo y lo negativo: su mirada se ha calificado de magnética; su carácter reptante y sus anillos estranguladores significan la fuerza, su muda de piel es símbolo de resurrección; y la peligrosidad de su veneno representa el aspecto maligno de la naturaleza.
En la Roma antigua, este amuleto se llevaba para favorecer una larga vida y conservar la juventud y la vitalidad. En Egipto se creía que el amuleto de la serpiente ayudaba a la mujer en el parto y que era un poderoso protector del hogar. En la India se usaban anillos y brazaletes con forma de serpiente por sus propiedades para proteger la salud, ya que se creía que este animal simbolizaba la eternidad.
La vertiente positiva de la serpiente como preservadora de la salud es la que hizo que se convirtiera en el símbolo de los farmacéuticos, al asociarla con la virtud de curar enfermedades.
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