Propagada en todo el mundo hace más de 300 años, especialmente por los monjes benedictinos, es célebre por su eficacia extraordinaria en el combate contra el demonio y sus manifestaciones; en la defensa contra maleficios de todo género.
Repetidas veces aprobada y alabada por los Papas, la medalla de San Benito, que une a la fuerza exorcizante de la Santa Cruz, la cual, causa terror a los espíritus malignos, que siempre retroceden ante ella, y apenas la ven se apresuran en soltar su presa y huir.
LA HISTORIA DE SAN BENITO
San Benito de Nursia, Italia (AD 480-543), hermano gemelo de Santa Escolástica, es considerado como el padre del monacato occidental, y su “Regla de San Benito” vino a ser la base de la organización para muchas órdenes religiosas (la propia Orden tiene su base en Monte Cassino, Italia, a unos 80 kilómetros al sur de Roma).
Para comprender el simbolismo de la Medalla, debe saber de este evento en la vida de San Benito: había estado viviendo como un hermitaño en una cueva durante tres años, famoso por su santidad, cuando una comunidad religiosa llegó a él después de la muerte de su abad y le pidieron a Benito tomar su relevo. A algunos de los “monjes” no les gustó este plan y trataron de matarlo con pan y vino envenenado. Al igual que San Juan el Divino se salvó milagrosamente de ser envenenado, porque cuando San Benito hizo la señal de la cruz sobre estas cosas, supo que estaban envenenados, por lo que cayó la copa y encomendó a un cuervo para llevarse el pan.